Caso de los Niños de Ruwa

Localización: Escuela Ariel, Ruwa, a las afueras de Harare, Zimbabwe
Fecha: El 16 de septiembre de 1994, alrededor de las 10:00 horas



El 14 de septiembre de 1994, un OVNI cruzó los cielos de Sudáfrica. Dos días después, algo aterrizó en el patio de una escuela en Ruwa, Zimbabue, junto con otras 3 o 4 cosas de acuerdo a la periodista Cynthia Hind. Esto fue presenciado por 62 niños, quienes tenían poca o ninguna exposición a la TV o a lo que los medios cuentan sobre el fenómeno OVNI. Cynthia Hind los entrevistó el día después del encuentro cercano y los hizo dibujar lo que vieron.



El texto que viene a continuación fue escrito por Cynthia Hind
Traducción al castellano por Cristian Jur

El viernes 16 de septiembre, a aproximadamente las 10:15, 62 niños de la Escuela Ariel, un colegio privado de educación primaria en Ruwa (cerca de 20 Km desde Harare) estaban jugando en el patio durante el recreo de mitad de mañana. De repente, los chicos vieron 3 bolas plateadas en el cielo sobre la escuela. Las mismas desaparecieron emitiendo un destello de luz y luego reaparecieron en otro lado. Esto sucedió tres veces y luego comenzaron a moverse hacia abajo rumbo a la escuela, llegando una de ellas a aterrizar (o flotar) sobre una sección de pasto cortado con algunos tocones de bambú, arbustos y árboles, que se encuentra lindera al patio. A pesar de no haber vallado alguno entre ambas zonas, a los niños no se les tiene permitido ir a esa parte porque puede haber serpientes, arañas o algun que otro animal peligroso. Además es fácil desaparecer de vista caminando ahí, habiendo solo un agreste camino usado por tractores en un intento de limpiar el área.

Existe una línea de postes de electricidad y, de acuerdo a uno de los chicos, el objeto siguió esa línea antes de aterrizar. Hay una controversia en cuanto a si el objeto aterrizó en el suelo o flotó sobre éste. El martes 20 de septiembre, salí de la escuela junto con mi hijo. Me acompañaba también un reportero de la BBC junto con su equipo, y Gunter Hofer, un jovencito que construye sus propios aparatos eléctricos, a saber: un detector de metales y un magnetómetro, para tratar de detectar si el objeto había dejado alguna marca.

El director de la escuela es el Sr. Colin Mackie, quien fue muy cooperativo, y a pesar de nunca haber estado involucrado o saber algo sobre OVNIs, dijo que creía fehacientemente en lo que los niños dijeron haber visto.

Llegué a entrevistar alrededor de 10 o 12 chicos, lo cual fue grabado por la televisión de la BBC.



Un testigo, Barry D., dijo que había visto 3 objetos volando y emitiendo destellos rojos, los cuales desaparecían y reaparecían casi al mismo tiempo, pero en otro lugar. Esto sucedió como tres veces. Luego los objetos aterrizaron cerca de unos árboles de caucho. Barry dijo que el objeto principal era del tamaño de la uña de su pulgar al apuntar con el brazo hacia donde estaba la nave desde una distancia de aproximadamente 100 metros, en el borde del patio de la escuela. Luego un humanoide pequeño (de cerca de 1 metro de estatura) apareció en la parte superior del objeto. Caminó un poco en el terreno, se dio cuenta que estaba siendo observado por los niños y desapareció. El mismo ser o alguien muy parecido a él, reapareció después en la parte trasera del objeto. La nave despegó rápidamente y desapareció. El pequeño humanoide estaba vestido con un traje negro bien ajustado al cuerpo, que era “brillante” de acuerdo a una de las niñas (de 11 años) que presenciaron el hecho. El ser tenía un cuello muy delgado y grandes ojos en forma de balón de rugby. Su rostro era pálido y tenía largos cabellos negros que le llegaban hasta debajo de los hombros.

Le sugerí al Sr. Mackie antes de visitar la escuela y entrevistar a los chicos, que dejara a los niños dibujar lo que habían visto, logrando así entre 30 y 40 dibujos, algunos de los cuales son bastante explícitos y claros. La edad de los niños varía de 5/6 a 12 años. Tengo 22 fotocopias de los dibujos más claros, los cuales elegí de las imágenes que gentilmente me consiguió el Sr. Mackie. La mayoría de las descripciones son similares, pero algunas de las naves dibujadas son claramente “platillos voladores”, y por ende me pregunto cuántos de estos niños tuvieron acceso a los medios de comunicación. Otras son bastante rudimentarias pero coinciden más o menos con la forma de platillo.



Los chicos pertenecen a diversas etnias y culturas: negros, blancos, de color y asiáticos. Una pequeña niña me dijo: “Juro por cada cabello en mi cabeza y la Biblia entera que estoy diciendo la verdad”. Pude ver la satisfacción en su rostro cuando le respondí que le creía. Los niños más pequeños de entre 5 y 7 años se asustaron con lo que pasaba y corrieron gritando “Socorro!”. A los más grandes les pregunté por qué había pasado eso con los de menor edad, la respuesta fue: “Porque él vino a comernos”. Pienso que esto probablemente se aplica más a los niños negros africanos quienes tienen leyendas que hablan de “Tokoloshies” come-niños.

Sus profesores estaban en una reunión y no salieron afuera. Cuando le pregunté al director acerca de esto, dijo que los niños siempre gritaban y hacían ruido durante el recreo y nadie pensó que algo raro estuviera pasando. El único otro adulto disponible en ese momento era una de las madres, quien estaba atendiendo la tienda de golosinas. Cuando los niños fueron a buscarla, ella no les creyó y no salió afuera: no estaba preparada para dejar sola la tienda con toda la comida y el dinero.

Gunter y los hombres examinaron minuciosamente el campo donde los niños habían visto el objeto, pero no obtuvieron reacción alguna con el contador geiger y demás equipo. Si el objeto estaba realmente flotando probablemente no habría rastros.

Yo camine por cuenta propia a lo largo de la línea de postes de electricidad, por entre los arbustos, pisoteé sin cuidado los hoyos de serpientes descartando cualquier advertencia. No hallé lugar alguno donde el objeto pudo haber aterrizado y presionado el follaje del terreno. De hecho, pienso que los tocones de bambú pudieron actuar como algo disuasorio. El día era cálido, cerca de 33ºC (91F)

El Dr. John Mack visitó Zimbabue cuando sucedió este caso y pasó dos días en la Escuela Ariel con los chicos. También habló con el director, Colin Mackie, los profesores y algunos de los padres. John junto con el investigador Dominique Callimanopulos, fueron capaces de llegar a los padres y profesores para convencerlos de que incluso si no le creían a los niños, era contraproducente el acusarlos de mentir. “Escuchen y piensen acerca de lo que ellos dicen”, les aconsejó. El particular interés de John Mack en la psiquiatría infantil fue de gran ayuda durante los interrogatorios y sirvió para dilucidar la veracidad de este caso.



MULTIMEDIA
Video de 1994.Cynthia Hind entrevista a algunos de los niños que fueron testigos del incidente.





John E. Mack (1929-2004), Doctor en psiquiatría y profesor en Harvard, se distinguió de sus colegas cuando comenzó a trabajar con pacientes que decían haber padecido traumáticas experiencias de abducción por parte de seres inteligentes no humanos. En 1994, tras cuarenta años de profesión, Mack publicó su estudio sobre el tema, dando así crédito al testimonio de sus pacientes, de los que dice no padecen desórdenes mentales, ni esquizofrenia, ni alucinaciones. Aquel mismo año, el doctor viajó a Ruwa, y conoció de primera mano lo que allí había ocurrido:
Los escolares contaron cómo aquella mañana de septiembre habían visto un artefacto plateado que volaba rodeado de otros cuatro de menor tamaño. Los artefactos tomaron tierra, llamando la atención de los niños, que se acercaron. Allí vieron a una criatura humanoide sobre la nave, y a otra que bajaba y se acercaba a ellos. Los entes (del tipo ‘gris’) fueron descritos vistiendo ajustadas ropas negras, de pequeño tamaño, con ojos semejantes a balones de rugby. Los niños tuvieron contacto directo y cercano con los ojos de la extraña criatura que se les acerca. Incluso afirman haber recibido, de ese contacto visual, comunicación telepática, consistente en la supuesta preocupación sobre el mal trato del ser humano hacia el medio ambiente. Algunos testigos, los más jóvenes, resultaron traumatizados por el encuentro, y salieron gritando en busca de sus profesores. Los adultos no se preocuparon al escuchar los gritos, pues eran habituales en cada recreo. Los niños negros habían identificado a los humanoides con unas malvadas criaturas de pequeña estatura –tikoloshes- protagonistas de las leyendas zulúes.
Los profesores –en principio- no les creyeron. No obstante, cuando los escolares volvieron a sus hogares y contaron lo ocurrido a sus padres, estos fueron al colegio buscando respuestas. El director, Colin Mackie, aunque escéptico respecto del fenómeno ovni, también creyó a sus escolares.

Finalmente, los pequeños fueron entrevistados individualmente por Mack, y se les pidió que hicieran dibujos de aquello que habían vivido, coincidiendo todos –a grandes rasgos- en su descripción.
Podría pensarse que los pequeños tenían conocimiento cultural previo acerca de los ‘grises’, denominación que se hace de los humanoides de criaturas de menos de metro y medio de altura, cabeza abultada, largos brazos, ojos grandes, oscuros y almendrados, y caminar torpe. No obstante, ninguno de esos niños sabía de tal identificación. Más aun, la mayoría de los niños carecía de acceso a la televisión, dadas las condiciones culturales de esa zona rural limítrofe con Suráfrica.
En 2008, el realizador cinematográfico Randy Nickerson viajó a Ruwa con el fin de retomar –catorce años después- el caso de la Escuela Ariel para un documental (Encounter in Ruwa: The Ariel School Sighting).
*Nota: A fecha de Primavera del 2010 todavía no es posible encontrar este documental por la red. Parece ser que todavía no se ha finalizado por falta de financiación.

A pesar del tiempo transcurrido desde el episodio ovni, muchos de los testigos respondieron a la solicitud del John Mack Institute (que gestiona el legado del desaparecido psiquiatra), organización que había comisionado la realización del documental de Nickerson junto a la productora Dominique Callimanopulos, colaboradora de John Mack. Los entonces niños ahora eran jóvenes, mayormente, estudiantes repartidos por Estados Unidos, Nueva Zelanda, o Canadá. Sus testimonios seguían siendo convincentes. Más aun, parece ser que lo ocurrido en aquella escuela privada también fue presenciado –la misma mañana- por otros colegios de la zona. La investigación continúa abierta.
Quienes observamos la realidad nos preguntamos respecto del episodio de la Escuela Ariel: ¿qué demonios hacemos con evidencias como estas? ¿Cómo las tipificamos? ¿Qué crédito le damos a sesenta y dos niños que relatan cómo un objeto volante toma tierra junto a su escuela, y de él salen dos humanoides del tipo gris?
Según Vusumazulu Credo Mutwa (1921), chamán africano que se ha hecho popular en Internet, los grises (por él llamados mantindanes) son ‘sirvientes’, operarios, de otros entes más sofisticados, con ciertos rasgos reptiloides, a los que denomina chitauris.
En este punto coincide con los Cassiopaeans, seres canalizados por Laura Knight-Jadczyk (1952), quienes afirman que los grises son creaciones ciber-genéticas de otros seres no humanos, los reptiloides. Al respecto de los entes reptiles, la canalizadora tiene una opinión interesante (1): ‘Las lagartijas (del inglés Lizzies), es un término corto y coloquial para referirse a aquellos habitantes teóricos de las realidades hiperdimensionales, cuya “esencia” se “lee” como si fuera reptiliana. Muchos estudiantes en el tema de los ovnis/extraterrestres tienden a ver a la supuesta raza hiperdimensional reptiliana como seres físicos igual que los seres humanos, y no, tal como sugerimos nosotros, como criaturas hiperdimensionales con propiedades físicas variables (…) Muchos físicos sugieren que todo lo que existen son “formas de ondas”, que nosotros somos formas de onda de la realidad, y que nuestra consciencia “lee ondas”. Dicen que los seres humanos atribuimos una forma y estructura a las ondas que “leemos”, basados en un cierto tipo de convención de común acuerdo. Es así como algunos habitantes del espacio hiperdimensional son “leídos” en mayor o menor grado como “reptilianos”, porque esa es la “esencia” de su ser, la frecuencia de su “forma de onda”.

En el siguiente reportaje puede visionarse completo –dividido en seis partes- el documental de Stephane Allix llamado ‘Experiencers’, sobre el trabajo de John E. Mack. Veremos al doctor y a los protagonistas de encuentros con entidades no humanas, ofreciendo una turbadora información imprescindible para introducirnos en el conocimiento del fenómeno de las abducciones. Mack falleció antes de finalizar el rodaje de este documento.

La parte del documental que narra la experiencia de los niños de la escuela de Ruwa se encuentra al final del video 2 y principio del 3.















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